Cuando hablamos de cambio a todos nos viene la incertidumbre a la cabeza. A muchas personas les entran dolores de cabeza con tan solo pensarlo o imaginarlo y, en cambio, a muchas otras les atrapa una sensación de ilusión y una motivación por saber qué es lo que les espera.
Realmente, este cambio es una cosa que pasa constantemente en nuestras vidas, lo único que algunas veces le damos más o menos importancia en función de lo que implique. En especial, en términos de trabajo le damos mucha importancia porque somos conscientes de que seguramente hay mucho en juego.
El cambio es hacer algo diferente. Tan simple cómo esto. Pasas de hacer una cosa de una manera a hacer otra cosa de otra manera.
¿Cómo afecta en las empresas?
Entrando en el cambio en las empresas y, especialmente, en los equipos hay que utilizar la técnica de señal, comportamiento y, al final, recompensa. Esto es aplicable para cualquier situación normal, pero es de vital importancia tenerlo claro cuando queremos cambiar algo de verdad.
Cómo director de un equipo, la clave se encuentra en saber encontrar ese equilibrio entre impulsar el cambio y a la vez ser comprensivo. No se trata de imponer, ya que las obligaciones habitualmente acaban siendo perjudiciales para todos/as. Cómo se explica perfectamente en un vídeo, cuando se quiere impulsar un cambio, lo primero es ser consciente de que no hay que reprochar lo que se estaba haciendo. Hay que entender a los resilientes y darles la parte de razón que obviamente tienen. Pero, a partir de aquí, hay que buscar experiencias concretas que hayan podido ser insatisfactorias para el cliente o para el equipo y motivarlos a dar el paso de llevar a cabo el proceso para una mejora grupal.
Una vez conseguido ese paso, lo más importante es integrar al equipo. Hacerles sentir que ellos forman parte del proceso y del cambio, y no que tan solo se les obliga a hacerlo.
¿Cuál es la clave en el proceso de cambio?
Además, hay que ser claro con lo que esta mejora supondrá, siendo honesto y sincero con lo que conllevará para el equipo y para el futuro cercano.
Por último, hay que buscar esos impulsores del cambio en el equipo. Esas personas que te puedan ayudar desde dentro a facilitar esa transición y a convencer a los más resilientes de que es una buena idea y de qué entre todos/as nos espera algo mejor.